Anoche el Kodak Theatre de Los Ángeles desenpolvó un año más la alfombra roja para celebrar la fiesta del cine por excelencia. Hablamos de la ceremonia de los Premios Oscars, un evento en el que las celebrities aprovechan la entrega de galardones a las personalidades más destacadas del cine para lucir sus mejores galas.
Y lo mejor llega luego, tras la gala. Los fiestones acogen a más estrellas aún en las exclusivísimas y lujosísimas fiestas vip que se celebran en la ciudad. Una de las más destacadas, la de Vanity Fair. Y por allí precisamente se dejaron caer, entre otros, Justin Bieber y Selena Gomez. Juntos. Y ya no como amigos, ya como algo más, ya como la pareja que son.
Porque aunque los rumores de su relación llevan meses coleando no ha sido hasta ayer que los jóvenes tortolitos decidían oficiar su relación ante las cámaras y medios de comunicación que allí se agolpaban para ver a qué saraos acudían los famosos. Agarraditos de la mano, paseaban acaramelados por la Alfombra, aix…
Y claro, han sabido escoger la ocasión, porque iban los dos hechos un pincel. Más ella que él, fabulosa en un favorecedor vestido de corte griego y color rojo, de Dolce&Gabbana. Estupendísima de la muerte, demostrando que la elegancia no está reñida con la edad. Él,… Bueno, él tiene su estilo y es feliz.
Y nosotros que nos alegramos por este noviazgo. No tanto las fans de Justin Bieber, que seguro que ya tienen sus muñecas de budú preparadas y ataviadas con un vestido rojo. Por cierto, entre la confirmación de su noviazgo y su corte de pelo, a este paso, Justin se va a quedar sin followers en twitter.
